sábado, 12 de diciembre de 2009

Sin Tìtulo (temporalmente) tercera parte (borrador)



Una expresión de desconcierto inundaba la cara del hombre, miraba hacia el techo del camión, bajando la cabeza recorrió con la vista el camión entero, se relajo dando un gran suspiro y apretó en sus brazos el gran maletín, acercándolo disimuladamente a su nariz, ese olor lo relajaba. Había tan solo tres personas en el camión sin contar al conductor de este, todas las miradas se volvieron hacia Zed, dándose cuenta de esto el observado, movió los ojos de un lado para otro, sin enfocar nada en su trayectoria, tosió llevándose la mano a la boca y volteo hacia la ventana.
La gente volvió a lo suyo, Zed escucho varios comentarios que lo hicieron enfurecer, apretó fuerte el maletín, había furia en su cara, los que conocen a Zed, saben que no deben hacerlo enfadar, faltaban algunas cuadras para que llegara a su destino, luchaba por calmarse, la respiración del hombre se oía en todo el autobús, las tres personas volteaban de una en una lentamente y con miedo. El conductor pasando saliva, observaba por el espejo retrovisor a Zed sentado justo en medio de la parte trasera del autobús, no era la primera vez que recogía con su camión al temperamental hombre y tampoco era la primera vez que los demás pasajeros lo hacían enfadar. El camión corrió más rápido, nerviosamente el chofer apretaba el acelerador y trataba de llegar lo más rápido posible al destino de Zed, mientras que el en su lugar al fondo del camión, retorcía su cuello y trataba de aspirar con premura el grueso aroma a marihuana que desprendía el maletín desde su interior. Zed se llevo la mano a la cara, apretándola, entre sus dedos, sus ojos furiosos miraban fijamente al conductor, el camión dio un acelerón. Zed se levanto de su asiento, todos voltearon horrorizados, Zed miro fija pero rápidamente a cada pasajero, dio un cuarto de vuelta y presiono el timbre que indica al chofer, que alguien quiere bajar del camión en la próxima parada, lo presiono tan fuerte que doblo el tubo donde este estaba colocado, el camión se detuvo, Zed bajo, tan pronto toco la acera, el camión escapo rápidamente.
El enfadado grandulón se encontraba en el lugar de siempre, parado frente a ese enorme edificio lleno de espejos, o como lo llamaba el “la primera parada”, imponentes trece pisos forrados con espejo, Zed se encontraba mirando el piso, justo en el primer lugar que toco al bajar del camión, su respiración se tranquilizaba, sostenía a la altura de su pecho y con las dos manos ese maletín color marrón, luego lo tomo solo con una mano, alzo la cabeza, movió el cuello de un lado a otro y camino a la puerta del edificio espejeado.
Su paso era firme, entro en el vestíbulo, saludo con una sonrisa a la recepcionista –Hola Verónica-, ella respondió entusiasmada – ¡Hola gran Zed!- , atravesando la habitación se encontraban los elevadores, Zed siempre tomaba el de la derecha, presionaba el botón que obligaba a la caja a subir al piso trece, mientras subía Zed se preguntaba para el mismo que era lo que hacían en ese edificio, luego, como a eso del piso once ese pensamiento perdía interés en la mente de nuestro personaje y pensaba que fuera lo que fuera, el, o más bien su mercancía le hacía más ameno su trabajo a todos, una sonrisa invadía entonces la cara del grandulón en el momento en que también la puerta se abría, salía del elevador y se encontraba en otra habitación con una bella y joven recepcionista sentada en un elegante escritorio, colocado al lado de una gran puerta color rojo.
Zed aun con esa per turbante sonrisa en su rostro y mirando fijamente a la joven mujer, decía – Hola tengo una entrega personal para el Sr. Merickor- , la bella secretaria, siempre con una cara seria y sin voltear a ver al gigantón parado en medio de la habitación, alzo la bocina de un teléfono rojo situado en la esquina del gran escritorio, parecía decir unas palabras, esperaba un momento y luego decía, -pase-, Zed se encontraba ahora mirando los adornos tallados en la madera del escritorio de trabajo de aquella joven, se trataba de figuras como de demonios y ángeles, -¡Puede pasar señor!- casi grito la recepcionista, Zed volteo a verla, asombrado y distraído, soltó una risilla y dijo –Ok muchas gracias- .

5 comentarios:

  1. :0 ashhh kiero saber q passaa despues..jaja
    no necesito decir lo q pienso
    mas bien ya te la sabes!!
    jeje
    pabloshzzz

    ResponderEliminar
  2. PabLooooo! Me gustan las dos historias que te he leído!!

    Todo suspenso.

    Muy bueno Pablo!

    Cuidate mucho!

    ResponderEliminar
  3. No mames!!
    ahora sí me dejaste más que en suspenso.
    Con tus historias me haces imaginarlo todo perobien acá, captas toda mi atención!
    está de más decir que te rifas :D

    ResponderEliminar
  4. Muy buena historia, me está gustando mucho.

    Te sugiero que le vayas buscando un titulo porque se lo merece. Mejor dicho, LO NECESITAAAAAA, jajaja

    un saludote, sigue así.

    :)

    ResponderEliminar