Se despertó en la mañana, a eso de las 8:30, como era la costumbre, y por lo tanto, como lo hacia todos los días. La cama descansaba cuando el se levantaba, era un tipo muy grande, caminaba al baño, se veía la cara en ese vidrio espejado en forma de cuadro que tenia colgado en la pared centímetros encima del extravagante lavabo color purpura. Con una navaja asegurada a un rastrillo hecho de madera, cortaba los vellos nacidos en su cara, enjuagaba y se dirigía a la ducha, no tardaba mas de cinco minutos en salir, el tiempo que estaba ahí lo aprovechaba. Hablaba y hablaba, dándole gracias al agua, por ese placer de pararse debajo de ella y sentirla en todo el cuerpo, platicando las experiencias de un día anterior y más que nada sintiéndola.
Después de secarse reposado sobre la cama nuevamente, se dirigía al baño por segunda ocasión y se sentaba en el inodoro, que no era más que una caja de metal conectada a la tubería, aun me pregunto por qué no realizaba ese paso de su eterna rutina, antes de entrar a ducharse.
Salía al fin del baño, preparado se dirigió ahora a la cocina, abrió el frigo y saco un par de zanahorias y una botella vidria llena de leche, caminaba a donde aposentaba la estufa, encima de ella se encontraba una enorme alacena llena de cajas, de todas ellas siempre tomaba la misma.
Cogió un tazón de barro, vacio una cantidad razonable del contenido de la caja, que no era mas que cereal de sabores diferentes, todos combinados en una misma caja y luego agregaba leche.
Antes de sentarse a la mesa, tomaba también un cuchillo bien afilado y con mango de cuero negro, cortaba las zanahorias en cubos pequeños, mientras frente a èl, el cereal multi sabores se remojaba en la blanca leche.
Ya bien picadas las zanahorias, se levantaba y se transportaba nuevamente a examinar el contenido de la maquina refrigeradora, tomaba otro envase hecho completamente de vidrio, se dirigía a la mesa, se sentaba y disfrutaba de su cereal, luego limpiaba el tazón con un trapo, vaciaba los trozos de zanahoria ahí y vertía el contenido del segundo envase que también tragaba.
Al terminar llevaba todos los trastes usados y ensuciados al fregadero, que por alguna razón siempre estaba vacio.
Daba la vuelta y caminaba a la puerta del patio, no antes sin tomar una chaqueta azul, que colocaba cada noche al regresar a casa sobre un silla del comedor, salía entonces e inhalaba profundo con una sonrisa en el rostro. Entraba por su nariz un reconfortante olor a marihuana que invadía sus sentidos, frente a el, treinta idos plantas grandes que liberaban el mencionado aroma, caminaba entre ellas y las tocaba, luego las cortaba y las empaquetaba en treinta idos bolsas. Su trabajo principalmente era distribuirla, ganando claro dinero y aprecio de mucha gente.
No manches!!
ResponderEliminarjaja no mames Pablo está bien chingón, se leía acá como que bien surrealista la vida del tipo. El final la neta no me lo imaginaba, te quedó bien chido la neta, te rifaste un buen!
y aparte de todo, bien redactadito.
ahuevo!
a webo!! jeje
ResponderEliminarte rifaste maese
jaja
esq como q con tus historias lo puedes imaginar todo! y pss el reconfortante aroma tss..pss si jaja
oye pero tienes q terminar tus historias eh?
y asi algun dia podrias escribir libros completos
:)
jaja ay chamaco
ResponderEliminarq se m hace q es algun
tipo de autobiografia jaja
ntc
te quedo de como explikrlo
como de rechupete bn shedaw
uy uy kiero escribir como thu cuando sea
grande :D eres bn lendo tqm
Mr.Pablitozzz
ya sabez lo q pienso..
ResponderEliminar:D genial
PG♥